Sola...

Estoy en una burbuja de cristal sobreviviendo a este frío intenso, este invierno que me invita a pensar, a reflexionar y otras tantas veces a divagar; días en donde el sol no aparece y la lluvia se apodera de mis noches, noches en las que grito, pero nadie me oye, estoy sola, estoy herida, estoy herida en una burbuja.

No quiero luchar más, no hay nada que perder, no hay nada que ganar, sólo quiero ser feliz y lo demás me da igual; las penas cubren mi rostro, lo inundan ahogándome y pudriendo mi alma, donde esperar es lo único que me queda, ya que todo me queda grande, nada es para mí.

Tu quieres algo pero no puedo, no soy capaz de dañarte, no quiero romper tu corazón, no sirvo para estar con alguien, no puedo amarte, es mejor estar conmigo misma por ahora; no soy libre aun, estoy encerrada en un nombre que no es el tuyo, atrapada por que yo lo he querido así, por que no ha salido de mi o quizás por que no he querido dejarlo ir; es preferible así en lugar de herir tus sentimientos los mismos que luego frustran mi vida.

Siento frío, miedo, echo de menos; nunca me había sentido de esta forma y quizás cobarde, pero digna; no quiero más dolor, no quiero más mentiras piadosas para ser alguien normal; si mientes esta mal, si no mientes es peor y cuando más necesito amor más sola me encuentro; me quejo, pero yo lo quiero así, por que tu estás ahí para mi, pero en mi no estas tu.

Mientras yo intento caminar tu sólo corres, mientras tu hablas sólo callo y me refugio en el silencio y me envuelvo en mis pensamientos y recurro a mis sentimientos esos que aun no responden por ti, esos que aun están cautivos, esos que sólo saben repetir un nombre que no se acerca a ti, tu nadas y yo me ahogo, intento salvarme, pero tu lo haces por mi más yo no lo haría por ti.

Sola es con quien he pasado mis últimos momentos malos y buenos, con amargura, melancolía y desesperación; soledad es mi temida amiga, la dolorosa compañera, la patética hipocresía de estar siempre sola cuando hay mucha gente alrededor.

Tengo las manos frías y no sé que quiero saber o si es que realmente quiero saber algo más, cuando ya todo está dicho, me siento terriblemente asustada y sobre todo me siento que no soy dueña de mi vida; no quiero saber de nada, de nadie, prefiero la soledad hasta que pueda ser dueña de mi, hasta que deje de temer, hasta que pueda sentir que es el momento y que no dure un instante, un par de días y pueda ser eterno.

Tengo miedo de que pase el tiempo y nada cambie, que pase el tiempo y no haber hecho nada por cambiarlo, miedo a no moverme a quedarme estática y sufrir el viento con la lluvia, como una roca o como una tabla, esperando algo que no vendrá, soportando esta tertulia de mi vida, no veo fuerzas, espero confianza, cambiarlo y dejar la nada para enfrascarme en un todo.

El tiempo pasa tan lento, se detuvo, no avanza y yo aquí escribiendo y afuera el mundo que pasa, no se detiene, nace, crece y vuelve a pasar y yo en silencio, en paz, con frío y temblando, el calor abraza al mundo y yo estoy en la nada, tranquila, sola y con quien quiero estar, con nadie...