jueves, 21 de agosto de 2008

Un sábado de reencuentro

Últimamente no suelo salir los sábados por la noche, con tanto frío prefiero quedarme en casa mirando la tele o una pela acompañada de palomitas de maíz, mi celu y un nextel que suena de vez en cuando; el sábado que pasó fue diferente, por la mañana visité a unos amigos que tienen un Café en Miraflores; ellos me comentaron que esa noche se reunirían con chicos de Tacna a los cuales no veo muchísimo tiempo, algunos desde que vine de Tacna, otros desde que salimos del colegio, así es que con esa añoranza con mezcla de nostalgia quedamos en ir juntos.

Camino al punto de encuentro, pensaba en cuantos eran: uno, dos, tres, cuatro... realmente eran muchas las personas que estaban conmigo cuando vivía en Tacna, que estaban ahí para escucharme, para llamarme, para ir al cine, a una fiesta a la disco o sólo para divertirme; hace varios años que esas personas que formaban parte de mi vida dejaron de estar, algunos lo hicieron poco a poco, otros decidieron de un día para el otro provocar el fin, en otros casos yo me fui y los dejé, hay quienes arruinaron la relación, otros buscaron una excusa inválida para huir, otros prefirieron su orgullo y se fueron alejando, algunos eran simplemente un bulto, y cualquier excusa fue buena para huir de ellos; otros no, sin embargo dejaron de estar.

Esas personas, que eran una especie de amigos en una etapa de mi vida, que me escucharon reír, llorar, me vieron crecer y en otros casos crecimos juntos, no están más, el tiempo pasa y hoy en día me encuentro con un círculo más reducido pero sólido. No es más que mirar años atrás para ver como cambió todo, como podemos rodearnos de gente completamente diferente y conocer cada día a más personas; algunas transcendentes y otras sólo pasan por esa gran lista de los conocidos; un año atrás estaba rodeada de gente que hoy no sé que fue de ellos.


Esa noche los reencontré estuvieron los de siempre, los infaltables: Beto, Koki, Chiki, Fochi, Cesar, Cheche, Emilio, Javicho, Alejo, Marichi, Juan Carlos, Yoyo, el chino, el abuelo, entre otros más que no recordaba sus nombres, me llevaron a recuerdos de mil momentos en mi adolescencia, momentos en los que compartimos las fiestas, quinceañeros, tardes de cines, domingos de vueltas en el tontodromo, el Piamonte, las estacionadas en Donofrio, la playa, el kiosco de Julio, las escapadas en el carro, algún beso robado, los jueves en la Hot con las fiesta Total’s, recuerdos que me hicieron retroceder en mi vida, en lamentar algunas cosas y alegrarme por otras; momentos que definitivamente no volverán pero ellos si volvieron y esta vez para quedarse, para ser parte de mi, para seguir viéndonos crecer, para seguir divirtiéndonos y para seguir siendo parte de nuestras vidas, de nuestros recuerdos.



Hoy en día puedo contar a las personas en quienes confío con una mano y me sobran dedos, pero me hace feliz saber que están a pesar de los años, de las idas y vueltas; hoy también puedo decir que recupere parte de mi pasado, un pasado que me lleno de alegrías y tristezas, hoy los tengo nuevamente presentes y no se irán más, ni los dejare ir, comenzaremos a tener historias que recordar cuando el tiempo vuelva a pasar y sigamos viéndonos así sea simplemente para recordar...

No hay comentarios:

Mi vida